Los Porbres Tambien Son Secuestrados

Culiacán, Sinaloa. "Fue una mañana del mes de octubre. Yo venía de dejar unos becerros del potrero cuando alrededor de ocho personas armadas me cortaron el paso. Uno de ellos se hincó frente a mí y me apuntó con una arma". Así relata la historia de su secuestro un hombre al que llamaremos Ramón. Han pasado ya dos años desde que una banda armada lo raptó, pero reconoce que a cada paso que da sigue viendo la cara de sus captores y sintiendo el mismo miedo que pasó en aquel momento.
Ramón es un hombre humilde y trabajador que todavía no se explica por qué lo secuestraron. Cada día lucha para sacar a su familia adelante; antes de su captura trabajaba en el campo y en los corrales donde se dedicaba a la ordeña de sus vacas. Después de aquello, tuvo que buscar otro empleo, sobre todo porque sentía temor de quedarse a solas en su rancho.
"Tras amarrarme de la cintura y manos, me amenazaron de muerte. Me sacaron del camino y nos perdimos entre el monte verde. Fueron tres días de camino: el primer día de captura nos detuvimos junto a un arroyo, ahí pasamos la noche. Al amanecer, seguimos andando sin detenernos. Al tercer día, llegamos a un campamento y allí me ataron junto a un árbol", afirma Ramón.
Ese lugar fue su hogar durante dos días. Durante su cautiverio sufrió golpes, insultos y amenazas de muerte. "Mis captores me querían hacer fumar mariguana a huevo y alimentarme sólo de Maseca con agua, pero nunca acepté ni una cosa ni otra", relata.
Durante cinco días, el tiempo que duró su secuestro, Ramón sólo bebió agua. "No quería comer nada, pensaba que me iba a enfermar del estómago y que a lo mejor me iba a ensuciar en la ropa y no quise probarles nada".
> Lucha antisecuestro
Por desgracia, su historia no es un hecho aislado. En los últimos diez años, desde 1999 hasta este mismo verano, se han producido 192 secuestros en el estado de Sinaloa, 12 de ellos en este año. Para luchar contra este tipo de delincuencia se creó en 2001 la Unidad Especializada Antisecuestros (UEA), que en la actualidad cuenta con 80 elementos en todo el estado y que a lo largo de diez años ha detenido a 576 personas relacionadas con secuestro de este tipo.
Al mando de la UEA está el Comandante Julio, que asegura que para estas bandas delictivas realizar este tipo de secuestros es una tarea muy fácil: los captores son personas que conocen muy bien la zona serrana y que logran esconderse en cuevas y cambiar de un lugar a otro para no ser encontrados. "Es como buscar una aguja en un pajar", dice el Comandante Julio.
La mayor parte de los miembros de estas células se dedicaban antes a la siembra de enervantes en la sierra, pero la presión de las autoridades, con la destrucción de sus sembradíos, los obligó a cambiar sus métodos delictivos. Para poder subsistir, emigraron a la modalidad del secuestro.
> Sierra de Sinaloa
La captura de Ramón se produjo en los alrededores del municipio de San Ignacio, donde se han concentrado en los últimos años la mayor parte de los llamados "secuestros de la miseria". Cerca de ahí vive la familia de otra víctima de las capturas que realizan estas bandas delictivas. Fue levantado una noche junto a su tío por tres personas armadas. Él fue liberado al cabo de ocho días. Su tío no tuvo la misma suerte y murió a manos de sus captores. "Los tenían juntos a los dos. Bajaron a uno de ellos y al otro le dijeron: tú te vas y tu tío se queda, pero nunca llegó. Yo les mandé lo que ellos pidieron y ellos me dijeron que si yo cumplía, también lo iban a hacer. Además del dinero me pidieron comida. Liberaron a mi esposo y nos dijeron que el otro señor lo iba a alcanzar después. Lo esperamos todo ese día. Al tercer día de búsqueda, lo encontramos sin vida colgado sobre un árbol. Tenía un mensaje que decía que lo asesinaban porque no pagaban el secuestro". Es el dramático recuerdo que tiene Rosa (también es un nombre ficticio), la esposa de la víctima que salió libre de un rapto que duró ocho interminables días. "Yo sí cumplí, pero ellos no me cumplieron", dice.
> Negociación del rescate
En este caso, la familia de los secuestrados negoció por su cuenta con los delincuentes, algo que la UEA no recomienda hacer. "El objetivo de la Unidad Especializada Antisecuestro siempre ha sido el llevar sana y salva a la víctima a su hogar. Obviamente, nosotros nos ponemos de acuerdo con la familia e interactuamos con ellas a través de la gente de Negociación. Es el enlace que tenemos con la familia: nosotros apoyamos y asesoramos, no negociamos", declara el Coman-dante Julio.
Casi todos los secuestros se producen durante la Semana Santa y diciembre. Son las fechas en las que hay que celebrar y hacer fiestas y también los delincuentes requieren más dinero.
Pero no hay secuestros sólo en esas épocas del año. Aprovechan también el verano, cuando el monte está más verde y la vegetación es frondosa y les resulta fácil esconderse. "Entre más monte, menos los podemos encontrar, ni aunque utilicemos helicópteros ni cualquier tipo de tecnología", dice el coordinador general de la UEA.

Fuente By El Debate